
Ocho años de trabajo, de horas delante del papel y el ordenador, de estrés, de días convirtiéndose en noches y noches en días. Es sorprendente la cantidad de esfuerzo que hay tras la siguiente afirmación: soy arquitecto.
Sin duda, el actual estado de crisis no es el mejor momento para la profesión. Sin embargo el Diccionario también atribuye a esta palabra el significado de cambio. Se aplica a los momentos decisivos de situaciones graves o de repercusiones importantes. El origen etimológico está en el verbo griego krinein que significa:‘separar’, ‘juzgar’, ‘decidir’. Es momento de separar y juzgar que se hizo mal en el pasado y decidir cómo debemos enfrentarnos al futuro. La arquitectura forma parte de la sociedad y tiene la capacidad parainfluir. Ha de trabajar para plantar cara a la situación y ser parte del cambio.
No creo en maestros. Creo que la época del arquitecto individualista ya pasó. Creo en gente trabajando junta, unida, en un equipo multidisciplinar que pone su esfuerzo y sus ilusiones en un propósito común. Creo en la transmisión de ideas y creo en la necesidad de su materialización. Toda idea ha de ser desarrollada y trabajada con la dedicación y el cuidado necesarios.
Ya sé lo que es trabajar con y para otros; apoyando sus ideas, proponiendo las tuyas y puliéndolas juntos.Quiero seguir en el juego. Disfruto del proceso creativo y me siento realizado al materializarlo.
Hay una importante razón por la que quiero seguir trabajando y aprendiendo: quiero hacer lo que tengo que hacer. Quiero ser arquitecto. Ya sé que esto significa hacer un montón de sacrificios. No obstante, estoy deseando hacerlos.